Partido duro el que enfrentó a Real Zaragoza y Levante, puede que el más tenso de la temporada, a los maños sólo les valía la victoria para seguir vivos y a los levantinistas una victoria era alcanzar al Málaga en su lucha por la Champions.
Jiménez no lo dudo, sabe que hay que morir con los 11 mejores en el campo, quizás no lo sean individualmente, pero sí que son los que más se entienden colectivamente. Así que volvió a jugar con los mismos que se enfrentaron al Athletic de Bilbao: Roberto, Abraham, Paredes, Da Silva, Álvarez, Zuculini, Micael, Apoño, Lafita, Edu Oriol y Postiga.
Reinaron más los nervios que el juego en el campo, menos mal que el gol de Oriol no se hizo esperar y meter primero en un partido trabado puede ser determinante, Postiga ratonea dentro del área rival, el balón sale hacia la media luna donde Oriol conecta un disparo raso que Munua no pudo alcanzar, era el minuto 10 y el Real Zaragoza se adelantaba en el marcador, 1-0. A partir de ahí el partido pasó a ser un cúmulo de faltas, la zona de creación del Levante era nula, la del Real Zaragoza con suficiente miedo para no querer arriesgar un balón, lo que es una virtud por no perder la posesión, Apoño y Micael no quisieron complicarse buscando los desmarques de Postiga a la espalda de Ballesteros, pocas veces se apreció la gran ventaja que tenía el luso frente al veterano jugador del Levante. Mientras que el conjunto aragonés a penas veía puerta, algún remate de Lafita u Oriol sin transcendencia. Roberto se ponía a su labor habitual de todas las jornadas, la espina del juego aéreo hacia acto de presencia en la Romareda alojándose en la inquietud del aficionado, pero esta vez sin éxito. Con un mal remate de Zuculini, que desaprovechaba una gran ocasión, nos fuimos al descanso.
Empezó la segunda parte, y más de lo mismo, el Levante buscaba el peligro en el balón parado y el Real Zaragoza no encontraba una ocasión clara para rematar el partido. Apoño volaba para rematar de cabeza un buen centro, pero le faltó el cohete en la espalda para llegar al balón. Munua metía una buena mano a un disparo de Zuculini en una jugada ensayada de un saque de esquina. Luis García lo intenta de falta pero el balón no tomó la altura suficiente para complicarle la estirada al portero. Finalmente, Micael empujaba el balón a las redes, pero el gol no subió por fuera de juego y la Romareda siguió sin respirar tranquila. Por suerte, el partido duró unos pocos minutos más y el sufrimiento se convirtió en alivio cuando, al finalizar, los tres puntos se quedaban en casa.
Buen partido de todos los jugadores, que siguen luchando cada esférico hasta el pitido final, posiblemente por eso Jiménez tenga que pensar en rotaciones para el siguiente partido. Pero esta vez, centraré mis felicitaciones en Da Silva, que tras no haber rendido a un buen nivel en las últimas semanas, con el cambio de Pintér por Zuculini, ha tenido que salir de la cueva en numerosas ocasiones, especialmente para cubrirle la espalda a Álvarez, respondiendo con una actuación notable.
La derrota del Rayo en Mallorca por 1-0 lo introduce de pleno en la lucha, muchos presentíamos que podía pasar, pero parecía demasiado bonito para ser verdad. Ahora aparecen varias combinaciones posibles para conseguir la permanencia, pero quizás la mejor de todas sea, que el Real Madrid gane en Granada y el Sevilla al Rayo en el Pizjuán, porque de ganar nosotros al Racing, dependeríamos de nosotros mismos en la última jornada. La que enfrentaría al Rayo con el Granada, no valiendo el empate, que se preveía firmado, para los de vallecas y obligando al Granada a sumar al menos un punto.
Siguiente partido del Real Zaragoza, el sábado contra el Racing de Santander en la Romareda a las 9 de la noche.
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